Turbación

(letra: Mauricio Rosencof; música de Jaime Roos)

Cuando la muchachada copaba la esquina
y ella pasaba rumbo a algún mandado
la barra respetuosa se hacía a un lado
y ella saludaba, lo más fina.-

Era una ley no piropear una vecina;
además Margarita era un ser alado:
leve el andar, el gesto delicado
y una voz seriecita y cristalina.-

Dejaba en el aire tal perturbación
que nadie hablaba ni con la mirada,
y era tan honda nuestra conmoción

que sin causa para ser provocadas
cualquier motivo nos daba la ocasión
para trenzarnos, ahí nomás, a las trompadas.-