Crecimos.- Ella empezó a trabajar
en una farmacia del Cordón;
salía a las siete y en alguna ocasión
“arreglaba mis cosas” para irla a buscar.-
Me pasaba en la vidriera para verla despachar,
menudita y rubia en el blanco almidón;
y eran tales sus gracias y mi metejón
que no había caso y me ponía a fumar.-
Bajábamos del bondi en la otra parada
ganando dos cuadras para caminar;
y mirando atentos que nadie viera nada
en los racimos de sombra íbamos a ocultar
que ella se limpiaba la boquita pintada
y aquello era una de besar y besar.-