En la esquina (sólo una era la esquina)
lucía el barrio con orgullo su tablado;
con colecta puerta a puerta levantado
sólo la casa más bacana fue mezquina.-
Sobre el humo de la parrilla volaba la serpentina
y el tocadiscos, que el club había prestado,
le daba y le daba al baión ‘Delicado’
que al decir de Margarita “era música divina”.
Allí estaba ella, muy arregladita;
sabiendo que la miraba no miraba
y el aire indiferente la hacía más bonita.-
A su lado, en una silla, la tía vigilaba.-
Pero al irse y al descuido me dejó una miradita
temblorosa de rubor; también ella me amaba.-