¿Qué misteriosa brisa de la memoria
refresca con el tiempo aquel amor?
¿Qué misteriosa brisa del amor
refresca con el tiempo mi memoria?
No hay final para esta historia
tierna, sencilla, de puro candor;
estuvo y está en pleno verdor
viviendo su eternidad transitoria;
en el entrevisto atardecer dorado
y en la hoja otoñal que crepita;
en las calles de un barrio añorado
con faroles que encienden la hora de la cita;
y en esas veredas que camino confiado
porque sé que en la esquina, aguarda Margarita.-