Usaba blusa blanca y pollera tableada
en paño inglés de pleno azul marino.-
En su pobre roperito, lo más fino;
con mocasines nuevos, quedaba ni pintada.
Yo miraba llegar su silueta delgada,
lánguido el braceo, el paso cansino,
y se llenaba de duendes el camino
y palomas y plantas saludaban al hada.-
Nadie vino a mí con más frescura
ni a nadie aguardé más anhelante.-
Volverla a aguardar fuera locura,
locura aguardarla a cada instante.-
Pero hay en su regreso tanta ternura
que aguardo y aguardo y vuelve, palpitante.