La encontré en una velada familiar,
matiné bailable del Club Tuyutí.-
Yo era muy diquero, y así cuando la vi,
saqué un cigarro y empecé a fumar.-
Ella, impresionada, tuvo que admirar
la cancha de hombre con que recibí
su endomingada aparición, que agradecí
con la leve seña de “¿quiere bailar?”
La tía, que en el baile es todo un rango,
le pregunta a la nena “¿Dónde vas?”,
pero al verme inofensivo, con aire de guarango,
le dice, suficiente, “Andá nomás”.-
Entonces le hablé, bailando un tango:
“¿Qué le gusta más, la típica o la jazz?”