Casi no pude creer
cuánto veneno
cuánto rencor escondido
detrás de unas pocas líneas
Casi no pude dormir
cuántos recuerdos
cuánto futuro perdido
desfilando en la vigilia
Casi tu cara, ésa tu carta
Casi no pude extrañar
todas las esperanzas
todos aquellos proyectos
esa dolorida cicatriz
Casi no pude engañar
todas las venganzas
todos aquellos silencios
esa retorcida lucidez
Casi no pude perder
tantos derroches
tantos sueños compartidos
entrelazados los brazos
Casi no pude matar
tantos reproches
tan repetido fastidio
atrincherado en los ojos
Casi tu cara, ésa tu carta
Casi no pude temblar
cuántos los desencuentros
cuánto más fácil sería
no habernos querido jamás