El músico, que estos días festejará 70 años, aclaró que no quiere teñir de dramatismo este ciclo, anunciando su retiro definitivo. "Es realmente improbable que vuelva a subirme a las tablas, pero lo mismo dije en 2015 y aquí estamos. Prefiero decir hasta la vuelta".
El 2023 ha sido un gran año para el artista, con aclamados conciertos en Punta del Este (enero) y Atlántida (febrero) y una memorable gira argentina que comenzó por el Luna Park de Buenos Aires (junio) y siguió por Santa Fe, Rosario y Córdoba (junio y julio).
Tocó por última vez en Montevideo en un Antel Arena repleto (julio) y se presentó en la plaza de Toros de Colonia del Sacramento hace pocos días.
Su Banda Completa estará conformada por los mismos músicos y cantantes del debut, un seleccionado de referentes de las diferentes corrientes de la música uruguaya. Es una orquesta que Roos armó como si se tratara de una sinfónica popular, imprescindible para el autor al momento de expresar con contundencia su temática. Candombe y murga, tango y milonga, jazz y rock. Esos son los 6 colores básicos de su paleta. Luego, en el espectáculo, se suma una gama de infinitos matices, similares a los del dial de la radio que el músico escuchaba de niño.
Jaime convoca a un coro de murga excepcional de 7 integrantes, "Los Reyes del Tablado", todos ellos figuras relevantes en sus respectivos conjuntos carnavaleros. Refuerza el sabor murguero "La Tríada", gran "batea" tradicional del barrio de Sayago (bombo, redoblante y platillos).
El candombe tiene aquí como basamento una cuerda impresionante de tambores del Barrio Sur, cuna de la tradición. El tango queda en manos de los cultores del género en guitarras criollas mientras que la milonga es abordada desde diferentes fusiones, rurales y ciudadanas.
El jazz y el rock lo despliegan los músicos uruguayos más reconocidos. Cabe destacar, entre otros, la presencia de leyendas como los hermanos Nico y Martín Ibarburu y Gustavo Montemurro, quienes tocan con Roos desde hace casi 30 años.
A todo ello se le suma el propio Jaime con su canto inconfundible y su guitarra medular. Si bien su protagonismo es cambiante, su presencia y su carisma están siempre allí. A veces cantando solo con su guitarra, a veces con la banda a pleno, otras como director encubierto en un plano secundario y otras en que se vuelve maestro de ceremonias de un espectáculo con un enorme poder de comunicación.
En 2024, dos años y medio después de su recordado concierto en el Estadio Centenario, Jaime Roos se despide en su ciudad natal.